martes, 9 de marzo de 2021

El día de mi cumpleaños, el 17 de enero del 2016, comencé este periplo y lo concluí 10 meses después, el 12 de noviembre, llegando al final de este increíble viaje. 

Más de 20.000 km recorridos con la furgoneta, 50 destinos en 18 semanas, 40 acompañantes humanos y uno perruno...

A lo largo de este tiempo he tenido la oportunidad de disfrutar nuevos paisajes, de compartir con buenos amigos y de conocer otras experiencias viajeras. Una de las que se cruzó en mi camino fue, a través de un viaje a Tanzania que hizo mi hijo Dani, la labor que lleva a cabo la ONG "Progress for África". Me encantó el proyecto. Pero sobre todo me emocionó la vitalidad, entusiasmo, imaginación y buen hacer de sus jóvenes integrantes.

Con muchas dosis de empatía y ganas de compartir vida, los chicos y chicas españoles y los tanzanos aprendieron a proyectar y trabajar en equipo, para construir y poner en funcionamiento un colegio y otros espacios que fomentaran la convivencia y calidad de vida del vecindario de BornCity. Y esos sueños, que poco a poco se han ido convirtiendo en realidad en Arusha, a los pies del Monte Meru y con el Kilimanjaro en el horizonte, me inspiraron para pintar las 50 acuarelas y montar una exposición en 2017, que inauguré en diciembre, en conmemoración del Día Internacional de las montañas, como no podía ser de otra manera...





Fue muy emocionante este desvirgamiento expositivo y he de agradecer a mi compañera y amiga Carol su apoyo en el montaje. La idea era que la gente conociera la aventura de los 50x50x50, el proyecto de Progress for África, disfrutaran con esta exposición y, al comprar las acuarelas, no sólo se llevasen un trocito de paisaje a sus casas, si no también la aportación de un granito de arena a los sueños de esta ONG, porque como dijo Galeano:




"Mucha gente pequeña en lugares pequeños haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo"

Con Jose y otras amigas, el día de la inauguración y venta de las acuarelas











Mi hijo Dani y su amiga Blanca, nos contaron a los asistentes a la exposición en qué consistía el proyecto "Chagua Maishia" que desarrollaban en Tanzania a través de la ONG "Progress for Africa" :

..."Una vez comprada la parcela, comenzamos la construcción del colegio, así como un tejado-cubierta que es punto de reunión y convivencia de la gente del barrio, fomentando actividades socioculturales. Uno de los objetivos principales es que el proyecto sea sostenible. Para ello crearemos un huerto y una duka o casa de comidas, que también haga las veces de tienda y genere trabajo e ingresos.

La población de Arusha se caracteriza por un gran sentimiento comunitario. Se saludan e interesan por el bienestar de los que viven cerca aunque sea la primera vez que mantienen una conversación. Por las calles juegan libres niñas y niños sin la preocupación de los padres porque "todos cuidan de todos". Esta filosofía de vida es la cuna en la que se ha gestado la ONG.

Queremos crear un espacio de colaboración y retroalimentación de la comunidad para conseguir alcanzar el bienestar de la comunidad. Queremos ir más allá del concepto occidental de calidad de vida y fomentar una forma de crecimiento en equilibrio con la naturaleza.

Las actividades de la ONG se basan en realizar proyectos de cooperación al desarrollo a través de los cuales la propia población alcance un nivel de vida justo en el que su dignidad y sus derechos humanos se vean reconocidos y asegurados"....






Y tras la exposición y venta de acuarelas, en enero de 2018, pusimos rumbo a Arusha, en Tanzania, para conocer personalmente el proyecto y ver sobre el terreno en qué utilizar el dinero recaudado.  También aprovechamos el viaje para llevar libros y otro material que la gente había donado. Allí nos recibieron con su "Karibú Tanzania" (Bienvenidos a Tanzania) y enseguida nos acogieron en su día a día. La experiencia fue maravillosa. Conocimos a James, Josky, Bango...la parte Tanzana del proyecto. Nos reunimos con ellos para contarles el proceso de cómo habíamos conseguido los 700 euros para donar y les explicamos que nuestra idea era ver sobre el terreno qué necesidades tenía el proyecto y ver dónde invertir el dinero. A la vez se harían fotos y una narrativa del proceso para tener ese feedback con la gente que había donado el dinero. Visitamos varios días la escuela y compartimos tiempo con Masaña, el profesor, que desarrolla su labor aplicando el método Montessori, algo innovador en Tanzania ya que los niños y niñas suelen aprender a base de memorizar, repetición y castigos.. También pudimos ver la duka en obras y el espacio común para los vecinos.
Toda esta inmersión de varias semanas de convivencia nos sirvió para decidir el mejor lugar dónde gastar el dinero que habíamos conseguido, así que hicimos el acto de entrega "formal" y posteriormente comenzamos con el proceso de compra de los materiales necesarios para la construcción que dotaría a la escuela de dos aulas separadas.









Aparte de estas labores en el cole, y con la ONG, también tuvimos algo de tiempo para viajar por el país. Y como colofón, como no podía ser de otra manera, una de las cosas que hicimos fue un trekking para coronar el Monte Meru,