lunes, 2 de mayo de 2016

Los Riscos del Amor (1.344 m , Ciudad Real) y Pico Rocigalgo ( 1.448 m, Toledo)

16/04/2016 De ricos y de borricos

Para subir a los Riscos del Amor llegamos hasta el pueblo de Las Ventas con Peña Aguilera
y ahí preguntamos por la finca de la Peralosa. Siguiendo por una pista de tierra unos 4 km llegamos a una explanada que hay al lado de unas casas. Ese es el mejor sitio para aparcar y empezar a andar. A partir de ese momento hay que ir atravesando cotos de caza, por lo que es importante tener en cuenta a la hora de planificar nuestra salida que no estemos en periodo de cacerías. Comenzamos a andar en dirección Este pegados a la valla del coto, hasta que encontramos la puerta de entrada que atravesamos sin dificultad ya que no tenía candado.


El olor a jara y tomillo nos evoca los relatos de Miguel Delibes en "Diario de un cazador" y en tantos otros libros siempre ligados al campo. Tan ligados como el propio cazador…Y ahí surge el debate y las reflexiones…¿Han colaborado estos cotos de caza en la conservación del paisaje y de la naturaleza que ahora disfrutamos? Nos resulta curioso o paradójico ir ascendiendo hacia los Riscos del Amor mientras atravesamos puestos de tiro estratégicamente colocados para matar…¿Es este un deporte de ricos? ¿O una afición de borricos? ¿ O eso no son nada más que tópicos? Recordamos escenas de cazadores, a primera hora de la mañana tomando carajillos antes de salir cargados con sus escopetas al monte y nos parece incluso un poco disparatado…
Decía también Miguel Delibes ...“El verdadero cazador es capaz de disfrutar de un placentero día de caza sin necesidad de disparar la escopeta”... (el último coto, 1992) ¿Es posible por tanto que la caza colabore en la conservación de la naturaleza? ¿Puede haber espacios de encuentro entre cazadores y conservacionistas?
Una vez que atravesamos el coto, saliendo por la otra puerta también sin candado, seguimos y llegamos a otra cancela. Continuamos la pista y enseguida vemos el amplio cortafuegos por el que hay que subir.


La subida es directa y empinada. Pasamos por puestos de cazadores y pienso que, igual que con los agricultores se están estableciendo colaboraciones y se les está implicando en la conservación de especies y hábitats, con los cazadores seguro que también hay este tipo de proyectos ya que parece innegable el vínculo que pueden llegar a tener estos cotos de caza y su gestión con la conservación del entorno. Quizá buscar estos espacios de encuentro entre caza y conservación sea algo positivo ya que la caza, aparte de deporte, parece que también tiene una dimensión social en el mundo rural. Quizá el turismo cinegético, planificado de forma adecuada, contribuya a la pervivencia de estos pueblos, no sólo porque desestacionalice el turismo, si no también por otras actividades complementarias como la gastronomía cinegética o los productos transformados derivados de la caza. ¿Quién no ha comprado paté de jabalí o chorizo de ciervo en sus excursiones camperas?



Al ir ganando altura vemos el paisaje de la raña, tan típico de estas tierras, y nos volvemos a preguntar si estos paraísos escondidos pero labrados por la asociación del hombre con la naturaleza no tienen tanto valor como las zonas más agrestes. Quizá también en estos cotos se podría fomentar otro tipo de caza, la caza fotográfica, más respetuosa con la fauna. Pero aún así, las poblaciones de venados habría que controlarlas, ya que la pirámide trófica y el equilibrio entre especies es algo que estudiamos en el aula, pero que en muchas ocasiones poco tiene que ver con la realidad de nuestro planeta...



A medio camino del cortafuegos encontramos una zona rocosa enmedio que podemos rodear sin problemas por la derecha.
El cortafuegos acaba en unos riscos que se superaran fácilmente buscando los pasos y, una vez arriba, el punto más alto lo encontramos subiendo pegados a una valla que vemos a la derecha, hasta que llegamos a un hito con un palo.


Desde allí vemos el vértice geodésico del Pico del Amor, ya perteneciente a Toledo. Como está a unos quince minutos andando, para allá que nos vamos.



La bajada la hacemos por el mismo camino. Antes de irnos disfrutamos nuevamente del paisaje, mientras el viento se empeña en tirarnos y nuestros pensamientos vuelan hacia el punto de encuentro donde cazadores, gentes del campo, conservacionistas, investigadores, excursionistas y demás mortales de a pie podemos llegar a ser capaces de ponernos de acuerdo para gestionar, vivir y disfrutar de nuestra naturaleza, trabajando en equipo y olvidándonos de los tópicos que nos estrechan las mentes.



17/04/2016 Cuando casi me cargo a mi galgo...
 Como la ruta a los Riscos del Amor se tarda como mucho tres horas en hacer, ese mismo día nos pusimos rumbo al pueblo de Los Navalucillos para subirnos al día siguiente al punto más alto de Toledo: El Pico Rocigalgo. Dormimos en el mismo inicio de la ruta, donde la caseta de información del Parque Nacional de Cabañeros. Para llegar hay que bajar por una pista de tierra que se coge cerca del kilómetro 16 de la carretera CM 4155 a unos 10 km de los Navalucillos.


Las rutas están señalizadas por el Parque y se pueden consultar en la web del magrama, así que no hay pérdida. Nosotros enlazamos la ruta 4 del Chorro con la 5 del macizo de Rocigalgo, aunque ésta última es un poco coñazo.


Esta parte del Parque Nacional no la conocíamos y nos sorprendió gratamente. Recordábamos cuando a finales de los 80 el Ministerio de Defensa quiso convertir la parte de Ciudad Real en un campo de tiro y, gracias a los movimientos ecologistas y a las protestas de los vecinos en 1988 se declaró Parque Natural.
Toda la zona está muy bien conservada, ya que estos montes nunca tuvieron mucha población y sus aprovechamientos históricamente han estado regulados  Pero su gestión siempre ha tenido gran controversia. Para no extenderme mucho en el tema os remito a este interesante artículo
http://www.elplural.com/2015/05/06/cabaneros-el-parque-menos-nacional-y-mas-privado-de-espana


El camino remonta el arroyo del Chorro para luego desviarse hacia el Rociglago.


A estar en un Parque Nacional los perros han de ir atados. Ya sé que es un rollo, sobre todo para ellos, pero la normativa surge por diversas causas: molestias a la fauna, posible transmisión de enfermedades a los animales silvestres, abandono de los caminos etc...Y son espacios ecológicamente muy sensibles, precisamente por eso se declara su protección.


Mi "galgo"ya ha entrado en la tercera edad, así que a mitad de camino el asma le impidió seguir adelante y hubo que proceder a su porteo...


La belleza del camino se estropea en ocasiones con la manía de "amueblar" el campo con barandillas, bancos etc..pero en fin, deben ser cuestiones europeizantes y de subvenciones. Al final conseguí llegar con mi "galgo" al pico "Rocigalgo", aunque esta ha sido su despedida de las grandes caminatas. El veterinario le ha recetado "sopas y buen vino"...



La bajada la hicimos por el sendero número 5, por hacerla circular, pero no se lo recomendamos a nadie. Es un sendero diseñado por alguien que no va a apear el culo del todoterreno, algo que por otro lado no está permitido, ya que zigzagea alargando el camino, cuando a pie la bajada natural por el barranco sería lo más lógico.