miércoles, 2 de noviembre de 2016

Pico Mágina (2.164, Jaén) y Mulhacén ( 3.483, Granada)

13/10/2016: De paseo con un maestro
Pusimos camino a Sierra Mágina, hacia la carretera A 324 que une Huelma con Cambil.  Nos acompañaba desde Jódar Salva,  con quien he tenido la suerte de compartir proyectos de trabajo y una larga amistad desde hace más de 15 años. Este galduriense de pura cepa o, para que nos entendamos mejor, jodeño de toda la vida, ha hecho realidad diversos sueños en esta, su tierra. Uno de ellos,  a través de la asociación ecocultural "El Huerto de la Cora", ha sido enraizar en este entorno rural palabras, ideas y prácticas como agroecología, soberanía alimentaria, sostenibilidad...


Pasado Huelma, aproximadamente en el kilómetro 17, vemos a la izquierda una finca con un letrero que pone "Vista Mágina" y a la derecha un camino de tierra por el que nos metemos. Avanzamos por esta pista  unos 6 km, hasta que pasamos por un cortijo,  después por un antiguo pozo y 2 km más adelante aparcamos porque la pista ya se convierte en camino.


La Sierra de Mágina, que se erige espectacular sobre los interminables campos de olivos,  nos saluda con lluvia, frío y niebla. Pero el camino no es largo así que nos ponemos a ello, en compañía de otros dos jodeños más, Antonio y Antonio, también del Huerto de la Cora. El sendero no tiene pérdida y está señalizado, aunque por ahora la climatología no nos va a dejar disfrutar de las vistas a los diversos barrancos que nos rodean.


A lo largo del recorrido nos encontramos con esta choza de pastor reconstruida y todavía en uso, muestra de la pervivencia de una ganadería extensiva con un fuerte componente cultural tradicional, elemento modelador del paisaje y de la economía local en Sierra Mágina.


Pero una de las mejores cosas del paseo es contar con la inagotable fuente de conocimientos etnobotánicos de Salva, que nos habla sobre las plantas que nos vamos encontrando y sus usos. Curiosidades y anécdotas se van quedando en nuestra memoria. La de la foto en concreto es Arenaria alfacarensis,  que no existe en ningún otro lugar del mundo salvo aquí y en el resto de las montañas béticas.


El paseo y la charla de mi amigo, que ha sido durante varios años profesor en el Instituto de Jódar, me hace recordar una de mis pelis favoritas de José Luis Cuerda: La lengua de las mariposas, basada en el cuento de Manuel Rivas. El maestro, Don Gregorio, les decía a sus alumnos  ..."la naturaleza, amigos míos, es el espectáculo más sorprendente que podemos mirar.." No enseñaba a base de memorieta y castigos, si no a base de observación y paseos por el campo en la Galicia rural del 36, siguiendo las pautas de la Institución Libre de Enseñanza. A veces pienso, viendo los derroteros que toma nuestra enseñanza en el transcurso de la historia de España, en esos maestros que, a pesar de los vaivenes y dificultades, hacen de su profesión una labor admirable.


Seguimos el recorrido y encontramos antiguos pozos de nieve donde fabricaban hielo y, al poco, intuimos el pico Mágina en el horizonte.


El paisaje descarnado está dominado por matorral de cumbre y pedrerío, de rocas fundamentalmente calcáreas. Abundan también las cuevas, muchas de las cuales, una vez derruidas por el paso del tiempo, dejan a la vista y a pie de camino piedras con restos de estalactitas o estalagmitas.


Después de aproximadamente una hora y media de paseo llegamos a nuestro destino



Regresamos por el mismo camino y parece que el día levanta un poco. Antes de llegar al coche nos muestra Salva algunas de las panorámicas que nos ha robado la niebla, como el Barranco del Gargantón y la cresta donde está en su alto la Fuente del Milagro, llamada así porque no se entiende muy bien de dónde procede el agua que de ella mana.


Después nos acercamos hasta Mata Behid, al nacimiento del arroyo de la Mata, donde Salva nos enseña un impresionante Populus nigra que seguramente sea el chopo más grande de toda la Península Ibérica.



Y antes de despedirme de esta Sierra y del paseo disfrutado con este maestro y amigo, me viene a la memoria una de mis escenas favoritas de "La lengua de las mariposas":
Cuando Don Gregorio, encarnado por Fernando Fernán Gómez cuenta, con su peculiar voz que lo convierte casi en declamación, a los padres, alumnos y vecinos:

...."En la primavera el ánade salvaje vuelve a sus tierras. Nada ni nadie podrá detenerle. Si le cortan las alas, irá a nado. Si le cortan las patas, se impulsará con el pico como un remo en la corriente. Ése viaje es su razón de ser. En el otoño de mi vida yo debería ser un escéptico. Y, en cierto modo, lo soy. El lobo nunca dormirá en la misma cama con el cordero. Pero de algo estoy seguro: si conseguimos que una generación, una sola generación, crezca libre en España, ya nadie les podrá arrancar nunca la libertad. Nadie les podrá robar ese tesoro"




14/10/2016 Camino de las Alpujarras

Antes de reunirnos con el resto del equipo para subir al Mulhacén pudimos disfrutar de la hospitalidad y compañía de Raquel y Leo en su casa cerca de  Fondales, en pleno corazón de las Alpujarras. Todos estos cortijillos y pequeños núcleos de población están dentro del municipio la Taha, mucho menos turísticos que los conocidos Capileira o Pampaneira. Son pueblos vivos, que mantienen su arquitectura tradicional, con calles empinadas salpicadas de multitud de fuentes.


El entorno destaca por sus enormes castaños,muchos con más de 300 o 400 años, que forman parte de la cultura ancestral de esta comarca. Se cuenta que Federico García Lorca paseaba por los castañares de las Alpujarras cuando su familia tomaba las aguas termales en el famoso balneario de Lanjarón.
También podemos ver retratados estos hermosos árboles en las pinturas del  granadino José Ortuño, conocido como el "pintor de la Alpujarra", que supo captar de una forma muy especial los blancos y la luz de esta tierra y el carácter de sus campesinos.




15/10/2016 El techo de la Península
Al día siguiente nos juntamos con el resto del equipo para subir al Mulhacén. Hay diversos caminos y nosotros escogimos hacerlo por la ladera sur, aprovechando nuestra visita a Leo y Raquel. Reservamos previamente por teléfono varias plazas en los autobuses que gestiona la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, que salen a las 8.30 desde el pueblo de Capileira. Esto te permite acercarte un poco más de lo que podrías si fueras en coche. A cambio "disfrutas" de la interpretación que hacen los guías del autobús a lo largo del recorrido, que cuenta con espectaculares panorámicas, realizando una parada para contemplar el paisaje y el Mulhacén en el horizonte.


El entrecomillado hace mención a la falta de consenso que hubo en nuestro grupo sobre la metodología tipo "monólogos del club de la comedia" que tenía el guía que nos tocó en el bus. Para unos consiguió que hiciera el viaje ameno y para otros era el tópico del andaluz graciosillo que podría haber contado más cosas interesantes del entorno.
El caso es que en menos de una hora llegamos al Alto del Chorrillo, donde iniciamos la ruta, perfectamente marcada.


Ascendimos por la Loma del Tanto, con impresionantes vistas al Barranco de Poqueira, al Veleta, al Mulhacén y a la costa de Almería. Por este camino pasas por un monte conocido como el Mulhacén II, ya a 3.362 metros, donde nos hicimos el primer photocall del equipo.



Subimos un último repecho y llegamos al Mulhacén, tras 2 horas y 43 minutos de subida, de los cuales 13 min. fueron de una primera parada a 3.053 m y otros 10 min  de la otra parada a 3.364 m. porque hay que disfrutar del paisaje y cuidarse del mal de altura...


Dicen  que el nombre de Mulhacén viene del sultán Muley Hacén, castellanización de Mulay Hassan, antepenúltimo rey nazarí de Granada en el siglo XV, al que quisieron enterrar en la montaña más alta de su reino.


Otra leyenda cuenta que las múltiples lagunas y lagunillas que hay en los alrededores del Mulhacén, son los ojos del mar. Cuando  hay temporal en el Mediterráneo las aguas de estas lagunas se encrespan y suenan como las olas cuando chocan contra los acantilados. Dicen que su profundidad es insondable y que se comunican con el mar...


Y por encima de estas lagunas, los roquedos metamórficos de las laderas Norte y Este, cubiertas con la primera nevada de la temporada, nos muestran un relieve más abrupto que por donde hemos subido nosotros.


Da gusto poder disfrutar actualmente de este entorno tan bien conservado,  ya que el  Mulhacén y otras zonas altas de Sierra Nevada estuvieron en manos privadas hasta el año 2005, que lo compró la Junta de Andalucía.


La vuelta la hicimos bajando hasta este refugio, al lado de la laguna de la Caldera, al pie de la cara oeste del Mulhacén. Nos lo encuentramos limpio y en buenas condiciones para albergar a unas 15 personas.



Desde el refugio cogemos la pista que nos lleva de vuelta al Alto del Chorrillo para regresar en el autobús a Capileira, donde nos esperan nuestras tradicionales cervezas. Tardamos 3 horas y 2o en bajar, contando con la parada de 30 minutos para comer y los 10 minutos de visita al refugio. En total 6 horas y 20 minutos.


Aquí os dejo el recorrido, gentileza de nuestro compañero Fermín


Tras las cervezas paseamos por Capileira disfrutando de la peculiar arquitectura tradicional alpujarreña. El nombre del pueblo viene del latino capillaris-e que significa "lugar más elevado" y, de hecho, es el segundo pueblo más alto de Andalucía. Por eso históricamente ha sido inexpugnable y  siempre uno de los últimos sitios conquistados tanto por árabes como por cristianos. Así que parece que eso que cuentan de que el nombre se lo pusieron los gallegos cuando llegaron por aquí a colonizar estas tierras, trayendo consigo los numerosos castaños centenarios que vemos, no es más que una leyenda popular.

Las casas blancas, con sus techos planos conocidos como "terraos", son muy parecidas a las que podemos encontrar en la zona del Rif y otras partes del norte de África. Hablan del origen bereber de las gentes que poblaron en su inicio estas tierras


Todavía en otoño se pueden ver mazorcas de maíz y otros productos de la huerta secándose en los "terraos", cubiertos de esa arcillas grisácea que aquí llaman "launa". Curiosa cubierta para una zona en la que llueve e incluso nieva.

16/10/2016

Antes de regresar nos dimos un paseo con Leo y Raquel disfrutando de la belleza de estos barrancos, viendo las eras de piedra donde trillaban y aventaban el cereal, fuentes tan peculiares que de ellas mana agua con gas y las tradicionales caceras de riego. Los musulmanes extendieron las formas de cultivo en regadío que han modelado el paisaje de la comarca. Se decía que las Alpujarras eran la despensa de Granada. El agua se captaba normalmente por presas o norias y se dirigía por todo un entramado de acequias hasta las balsas o los bancales labrados en las laderas. Hoy en día se sigue realizando de la misma manera en la mayor parte del territorio. En las partes más altas de la montaña se  construyeron las acequias de careo, cursos de agua sin ninguna impermeabilización  que dirigían este agua siguiendo las curvas de nivel. De este modo se iba filtrando con mayor lentitud que como ocurriría de forma natural y por eso eran capaces de generar las fuentes que hoy en día conocemos y que manan por los diversos puntos de la Alpujarrra.


Con razón, Federico Garcia Lorca le escribía a su hermano Paco en una carta, tras su breve pero intensa visita a la Alpujarra:

..."Yo no he visto una cosa más misteriosa y exótica. Parece mentira que esté en Europa. Los tipos humanos son de una belleza impresionante. Nunca olvidaré el pueblo de Cáñar (el más alto de España), lleno de lavanderas cantando y pastores sombríos. Nada más nuevo literariamente. Hay, desde luego, dos razas perfectamente definidas. La nórdica, galaica, asturiana, etcétera, y la morisca, conservada purísimamente. Vi una reina de Saba desgranando maíz sobre una pared color ratón y violeta, y vi a un niño de rey disfrazado de hijo de barbero. No hay comunicaciones. Son finos, hospitalarios y, excepto los secretarios del Ayuntamiento, tienen noción de la belleza del país. Ponen un acento oscuro a todas las sílabas. Así dicen Búénós diás. Como gracias a Dios ya ha pasado el romanticismo y no hay viajeros franceses ni ingleses que quieran hacer viajes líricos, la Alpujarra se conservará bien...".









sábado, 22 de octubre de 2016

Peña Trevinca (2.127 m , Zamora y Ourense) Faro ( 1.181 m, Pontevedra) Pilar ( 803 m, A Coruña) El Mustallar (1.935, Lugo)

Peña Trevinca (2.127 m , Zamora y Ourense)
21 de septiembre: Tierra de lagos
Pusimos rumbo a Puebla de Sanabria y desde allí seguimos las indicaciones al Lago de Sanabria y San Martín de Castañeda. Una vez atravesado este pueblo continuamos 10 km por una carretera que te lleva hasta el aparcamiento de la Laguna de los Peces, desde donde parte el camino.


Merece la pena recorrer despacio esta carretera y disfrutar de las vistas del Lago de Sanabria. Esta espectacular lámina de agua se salvó, gracias a las movilizaciones ciudadanas, de que la empresa "Eléctricas Leonesas S.A." la convirtiera en presa durante los años 50 . En 1953 se consiguió proteger el lago bajo la figura de "paisaje pintoresco" y posteriormente, en 1978, se le declaró Parque Natural junto con los parajes de alrededor.


La abundancia de lagos y lagunas y la geomorfología del paisaje nos hablan del pasado glaciar de estas Sierras. Diseminadas por aquí y por allá hay más de veinte lagunas de aguas transparentes que forman, después del Pirineo, el conjunto lagunar más importante de la Península Ibérica.



Desde la Laguna de los Peces seguimos un antiguo camino carretero marcado con pequeñas balizas de madera que nos llevarán hasta el valle del río Tera, a la altura del embalse de Vega de Conde. El recorrido no tiene grandes desniveles, salvo al final cuando llegamos a la base de la montaña, pero es largo, unos 24 km.



Muchas de estas lagunas se embalsaron y algunas guardan historias trágicas, como el embalse de Vega de Tera, situado un poco más abajo que el Vega de Conde. Cuentan que en la fatídica noche del 9 de enero de 1959, se rompió su presa y ocho millones de metros cúbicos de agua borraron del mapa el pueblo de Ribadelago, llevándose consigo, en quince minutos, la vida 144 personas.


Por este Valle de Tera bajaba la principal lengua glaciar y ahora lo recorre este río, el Tera o Teira nombrado en documentos antiguos. Nace cerca de Peña Trevinca y recorre, en sus 153 km, sólo tierras zamoranas, hasta juntarse con el Elsa. A vista de pájaro lo veremos cortado por sus innumerables presas para la generación de energía eléctrica, pero desde aquí todavía parece un río montañoso y salvaje.


Bajamos al Valle y cruzamos al otro lado del río, para remontarlo hacia nuestro objetivo: Peña Trevinca. A lo largo del camino vemos rastros de lobo, especie que seguro ha habitado por estas sierras desde antiguo, ya que la dureza del clima y la escasa productividad de la tierra ha hecho que esta comarca haya estado tradicionalmente poco poblada y los escasos habitantes se dedicaran a una ganadería extensiva.


Estos pastizales de verano todavía son apreciados por los ganaderos que quedan pero se ve que actualmente el principal recurso de la comarca es el turismo. Antiguamente, las zonas de pasto de alta montaña eran propiedad de los vecinos, que se asociaban para su uso. Rebaños de ovejas, vacas y yeguadas pasaban aquí los veranos a cargo de pastores trashumantes y vaqueros del lugar que compartían pasto con los grandes rebaños merinos de los señores de las tierras de Castilla, Salamanca o Extremadura. Estos pastores, que vivían en pequeños chozos aquí arriba, han dejado un rico legado gastronómico que hoy en día todavía podemos disfrutar en forma de quesos, embutidos, cecina..todo muy light..


Cuando llegamos a la base de Peña Trevinca iniciamos la ascensión. La dureza de la cuesta se compensa con las vistas de la Sierra de Segundera y del Valle.


Es curiosa toda esta zona del Parque Natural, ya que no son grandes alturas, si no una penillanura donde sus picos y peñas han sido lentamente redondeados por la erosión y donde se avistan zonas de turberas.
Al ir ascendiendo podremos ver gran parte del recorrido que llevamos a nuestras espaldas después de unas 4 horas caminando.


Hasta la cima se puede tardar otra hora más. Una vez arriba desplegamos nuestros números ya que estamos en zona fronteriza entre las provincias de León, Zamora y Ourense, siendo Peña Trevinca el punto más alto de estas dos  últimas.


 Para no volver por el mismo sitio, una vez que bajamos hasta el embalse Vega de Conde, decidimos cruzar por la pared de la presa y buscar un camino de vuelta. No encontramos un trazado muy claro y no es fácil caminar por estas zonas tupidas de vegetación, pero con un poco de orientación regresamos hasta el parking. En total 24 kilómetros y algo más de 9 horas.


Toda una aventura quijotesca, entre tojos y retamas, recordando al flaco hidalgo cuando pasó por estas tierras....
 Si no, dígame: ¿hay mayor contento que ver, como si dijésemos: aquí ahora se muestra delante de nosotros un gran lago de pez hirviendo a borbollones, y que andan nadando y cruzando por él muchas serpientes, culebras y lagartos, y otros muchos géneros de animales feroces y espantables, y que del medio del lago sale una voz tristísima que dice: ‘‘Tú, caballero, quienquiera que seas, que el temeroso lago estás mirando, si quieres alcanzar el bien que debajo destas negras aguas se encubre, muestra el valor de tu fuerte pecho y arrójate en mitad de su negro y encendido licor; porque si así no lo haces, no serás digno de ver las altas maravillas que en sí encierran y contienen los siete castillos de las siete fadas que debajo desta negregura yacen?’’ 





Faro ( 1.181 m, Pontevedra) y Pilar ( 803 m, A Coruña)
22 de septiembre: Por tierras galegas

Partimos hacia tierras gallegas para pasearnos por el resto de sus picos más altos, cosa que imaginábamos fácil tras la gesta del día anterior. La aproximación a la Serra Do Faro la hicimos por la carretera que une Rodeiro con Chantada. A la derecha sale una pista que sube al parque eólico, por la que circulamos algo más de 6 km, hasta el cruce con otra carretera más pequeña que también va a Rodeiro. Subiendo hacia la izquierda por esta carretera llegamos a la cruz que señala el inicio del Vía Crucis a la ermita de Nosa Señora Do faro..



Al llegar al alto, nos envolvió una espesa niebla que no te dejaba ver a más de un metro. En nuestra cabeza repiquetebaba la canción que popularizó el grupo galego  Siniestro Total:
" filloas de sangue, Galicia embutida: .¡Fai un sol de carallo!, ¡Galicia canibal!...Fai un sol de carallo!.."
Pero lo que aquí había era una niebla del carallo, carallo, así que, aún sabiendo que no estábamos a más de 500 metros del vértice geodésico...decidimos consultar el gps...¡Surrealista!




En la cima del Monte Faro está la ermita Nuestra Señora do Faro, construida en el año 1632. Se sabe, por excavaciones llevadas a cabo, que anteriormente existió un templo, quizá románico , construido sobre otro más antiguo de origen pagano. A principios del siglo XIX, el obispo de Lugo mandó demolerlo para vender las piedras de sillería y sufragar los gastos de la guerra contra los franceses. Más adelante se volvió a reconstruir y a recuperar la romería que se hacía desde tiempos inmemoriales.


Esta ermita está ubicada en un lugar conocido como el Campo da Festa, porque tradicionalmente el 8 de septiembre se realiza aquí esta romería en la que se juntan familias de las cuatro provincias galegas. Y fiesta..haberla haila, como se puede comprobar por los restos de basura que quedan por doquier...Es una pena que en estos eventos populares y ferias nadie se responsabilice de cómo queda el entorno tras la celebración.


Cuenta la tradición popular que quien se sube a los escalones de un cruceiro como en el que estoy, se salva de la maldición de la Santa Compaña....Así que, una vez a salvo de las ánimas y GPS en mano, conseguimos llegar al vértice geodésico... Dicen que cada rincón de Galicia tiene su leyenda y llegamos a pensar si este punto no sería también fruto de ellas..jajajaja...



La Serra do Faro divide las provincias de Pontevedra y Lugo. Parece ser que este monte fue desde épocas remotas un lugar de ritos paganos y se cree que habría alguna atalaya galaico-romana. Su estratégica situación lo convierte en un magnífico mirador ya que tiene buenas vistas en las cuatro direcciones, cosa que nosotros no pudimos comprobar..


Así que, como no conseguimos deleitarnos con las panorámicas desde el Monte do Faro, decidimos hacerlo con la estupenda y abundante gastronomía galega, antes de partir hacia el Monte do Pilar, en A Coruña.


El Monte do Pilar,más que monte es una ondulación sembrada de molinos de viento. Llegar hasta ella puede ser un auténtico juego de pistas, ya que las carreteras y caminos por esta zona se cruzan y forman un enrejado algo laberíntico.


Lo ideal es coger la carretera que une O Foro con As Figueiras y desviarse en el cruce a Eirexe. Seguir en esa dirección y, antes de una curva muy pronunciada a la derecha, parar en una valla roja y blanca que marca el inicio de la pista que te lleva hasta el vértice geodésico.




En un corto paseo se llega al vértice, donde hay una caseta de vigilancia, antenas y múltiples molinos de viento.





Este es el punto más bajo de todos los puntos más altos de las provincias de España.


Seguro que estos Montes do Bocelo, al que pertenece el Pilar, tendrán algún rincón bonito...pero me viene nuevamente a la memoria Don Quijote y sus molinos de viento, cuando paseo por esta  "cumbre" con el sonido de las aspas de estos gigantes bajo mi cabeza, enarbolando su armadura provocadora...



El Mustallar (1.935, Lugo)

22-23 de septiembre: hacia una Galicia más salvaje

Para subir a la montaña más alta de Lugo hay que internarse en la Comarca de los Ancares, de paisaje singular e indómita belleza, fronteriza entre Galicia y León.  Esta zona fue habitada por tribus celtas que se refugiaron en las montañas huyendo de las legiones romanas. Podemos encontrar multitud de castros salpicando su orografía y variados símbolos célticos adornando casas y pallozas. La ruta al Mustallar parte del poblado de Piornedo, perteneciente al municipio lucense de Cervantes. Merece la pena recorrerlo, ya que mantiene una cuidada reconstrucción de pallozas y hórreos, testigos mudos de una arquitectura popular que casi ha desaparecido en otras zonas del Norte de España.


En la parte alta del poblado encontramos esta ermita, conocida como la capilla de San Lourenzo,tras la cual comienza el sendero que haremos mañana. Nos vamos a dormir pensando nuevamente en Cervantes (que da nombre al conjunto de poblados que forman el municipio), ya que mantienen las gentes del lugar que, en un párrafo del capítulo 39  del Quijote, se puede concluir que Don Miguel de Cervantes Saavedra tuvo ascendientes por esta zona, en Vilarello, cerca de Piornedo:

"...en un lugar de las montañas de León tuvo principio mi linaje, con quien fue más agradecida y liberal la naturaleza de aquellos pueblos, todavía alcanzaba mi padre fama de rico, y verdaderamente lo fuera si así se diera maña a conservar su hacienda como se la daba en gastarla..."


 Nos levantamos temprano para aprovechar el día y seguimos el camino que nos lleva, entre serbales, robles, abedules y una gran variedad de vegetación, en busca del río Veiga Cimeira. Pensamos que este paisaje, dentro de unas semanas, cuando llegue el otoño, será una explosión de colores.



Descendemos hacia el río atravesando un paraje conocido como O campo, donde el arbolado deja paso a los tojos, los piornos y las praderías de montaña, de las cuales dan buena cuenta los rebaños de vacas.



Seguimos atravesando una llanura herbácea mayor que la anterior, llamada por aquí Campo Redondo En esta zona es fácil despistarse pero hay que buscar un rústico puente por el que cruzar el río.


A partir de aquí ascendemos por un camino pedregoso hasta que llegar a la Braña de Piornedo, donde existe una cabaña de pastores en ruinas. Desde aquí ya se perfila claramente el Mustallar en el horizonte


Con la vista puesta en nuestro objetivo, seguimos avanzando hacia el collado Golada do Porto. El sendero se intuye en la ladera, entre la vegetación.


Este collado se asoma al valle leonés de Burbia. Desde aquí remontamos la loma ya directos a la cima.


Arriba nos espera este duendecillo de metal para hacernos el photocall


Después de las excursiones del día anterior, aquí disfrutamos del escarpado relieve y del cresterío de montañas cubiertas de densos bosques. Tiene pinta que por esta zona los inviernos son largos, fríos y nevados. Desde 1966, esta vertiente lucense fue declarada Reserva Nacional de Caza. Seguro que el manto vegetal que lo cubre sirve de alimento y refugio a una variada fauna.


Nuestras sospechas se confirman, ya que encontramos a lo largo del camino bastantes rastros de lobo. que seguro que comparte hábitat con jabalíes, corzos, urogallos...pero ninguno se deja ver, a pesar de la soledad del entorno.


Esta comarca, tan aislada y con duras condiciones de clima, está muy poco habitada. Aquí parece difícil hacer otra agricultura que no sea la de autoconsumo, aunque hemos visto buenos rebaños de vacas autóctonas y muy rollizas (rubia gallega) que seguro que crían para carne y leche. Se ve que su apuesta va por el fomento del turismo, tal y como nos muestran este sembrado de carteles a la entrada del poblado, que rompen toda la magia de las pallozas y hórreos rehabilitados.


La ruta en total han sido unos 13 kilómetros, que nos hemos hecho en cuatro horas y media. Tras esto nos ponemos de vuelta a casa no sin antes darnos un buen refrescón en esta playa fluvial que encontramos por el camino.